Terminó enero de 1980, parten los jóvenes del Monte de Oro con el bolso lleno de ilusiones a la facultad. Entre libros y apuntes quedan espíritus de aquel verano en San Francisco, atrás queda la guitarra afinada por los dedos Leti, que sube y baja los sones como un láser, el saíno panzón y el puñado de aventuras. 
Recuerdan que la tropa de la muchachada está de guardias esperando al primer ronquido de Aníbal, cuando lo larga la bandada empuja el móvil guitarrero. Aquella fantasía de jóvenes del valle de los chutunses es posible que sea una realidad, necesitan la complicidad de alguien que peine canas. Arman la salida y meten jóvenes como ganados vacunos en la camioneta.
El coro de la muchachada sólo acompaña las musas cuando larga a viva voz un:
”Adentro”- no tienen oído ni para tocar el timbre.
La tertulia nocturna de aquella noche se complica, las coordenadas indican hablar con Paula. Aníbal sigue en su postura un tanto dura de hombre malo. Leti insiste una vez más en su mamá y al final seduce a Paya, para que enfrente al serio veterano con vestimenta verde con sombrero de paja para montar el tractor R40 rojo.
La mami Paya ni dudó ante el pedido de los jóvenes guitarreros, la muchachada de jóvenes atrás de la ventana escucha la charla sin ser vistos, con su perfil docente habla con el veterano padre de la pandillera Clementina y lo sedujo a Aníbal. Fue determinante el hecho de que la guitarrera Leticia es nieta del carpintero español José María y recordó aquel vinito casero de historias de veteranos que terminan internados. La muchachada ya tiene en qué salir a la guitarreada, toca la clave de sol Leti y a las corcheas afina con el son diésel del escape lleno de humo negro de la camioneta que camufla la escenografía de aquella noche.
Una madrugada de décadas después, está Richi de viaje, el mensaje de Leti lo paraliza, piensa que hay un error. Paula la cómplice de niños grandes de serenatas de 1980 abrió las alas el 27 de enero de 2025 y al cielo se echó a volar. Chau Paya le dicen con sus pañuelos.
Sale al jardín y desde una nube bien blanca Paula levanta la mano y dice chau. Ella le dijo a Richi no cambies nunca muchacho, unas lágrimas cayeron de sus ojos y un profundo silencio se apoderó.
Da un grito al cielo:
“Chau mami cómplice de jóvenes inocentes”

Richi tenés una mezcla de tus fantasías con tus vivencias y un modo de contar, que hace que tus historias sean exquisitas. Te felicito!
María:Son vivencias reales todas parecen hoy proyectadas en el tiempo fantasías.
Me quedé con ganas de leer más!!
Sil: Me traje de vuelta los dos libros que te llevé .
Pucha che!!! Me has hecho llorar. Cómo me gustan tus cuentos…
Ros: tus palabras me ponen piel de gallina. Tienes una calidez de mujer que me das tinta para mí pluma de un año de escritor.
Pronto saldrá el otro libro, ya está en el editor .
Qué hermoso relato amigo. Bellos recuerdos de aquellas alocadas noches de serenatas vividas en nuestros años mozos en mi querido pueblo de San Francisco del Monte de Oro que me adoptó como un hijo más en mi época de estudiantes.
Grandes amigos, entre tantos vos, que llevo en lo más profundo de mi corazón.
¡Cómo olvidar a Leticia y sus padres, especialmente a su mamá Paula.
También guardo gratis recuerdos de tus padres hermanos.
Felicitaciones por los relatos de mi querido pueblo.
Un fuerte abrazo
Eva: Gracias por tu opinión, me conmueves en lo más íntimo.
Pronto sale el tercer libro.